NUEVAS TECNOLOGÍAS APLICADAS A LAS FINANZAS

1. Introducción

1.2 Nuevas tecnologías y oferta y demanda de servicios financieros

¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a la oferta y demanda de productos y servicios financieros?

Las nuevas tecnologías en el ámbito financiero, entre las que tiene un lugar preeminente la digitalización de tareas y procesos y en las que también tienen una presencia destacada otras como la tecnología de registros distribuidos, la cadena de bloques (“blockchain”), las monedas virtuales, el “big data”, la inteligencia artificial, la negociación de alta frecuencia (“high frequency trading”), los contratos inteligentes (“Smart contracts”) y el asesoramiento financiero automatizado (“robo-advice”), ya están en funcionamiento en la industria financiera y cualquiera que a día de hoy contrate un producto o servicio financiero se verá expuesto –en mayor o menor medida, sea consciente o no– a alguna de las anteriores.

Estas tecnologías tienen sus efectos, tanto por el lado de la oferta como por el lado de la demanda.

En lo que respecta a la oferta, se podría citar como el efecto más claro, el incremento en la oferta de productos, que a su vez tienden a hacerse más específicos y en algunos casos a aumentar su complejidad.



El cliente, al estar permanente conectado, puede recibir ofertas de productos y servicios financieros de una manera directa o indirecta que, en algunos casos, puede llegar a contratar a través de su “Smartphone” o “Tablet”. No obstante, si esta facilidad en la contratación de productos y servicios financieros no se ve contrarrestada con la provisión de una información adecuada y precisa y unos conocimientos financieros suficientes, el riesgo en la toma de decisiones tanto para el cliente en particular como para el sistema financiero en general tenderá a aumentar.

A su vez, por el lado de la oferta, las nuevas tecnologías están propiciando un incremento de la competencia, no sólo entre los actores tradicionales, como pueden ser las entidades financieras, sino también entre otro tipo de “jugadores” como son las empresas “Fintech” de las que se ha hablado antes. Esto, obviamente, es positivo para el cliente financiero, al propiciar esta competencia una bajada de precios en los productos y servicios.

Por el lado de la demanda, es de esperar una mayor necesidad de conocimientos y competencias financieras y digitales de los clientes, al ir incrementándose paulatinamente el porcentaje de ventas realizadas por canales telemáticos.

También se producirá un giro paulatino hacia una mayor digitalización aún si cabe, a medida que los “millennials” y sobre todo las personas pertenecientes a la llamada “generación Z” vayan incorporándose al mercado.

Por último, no hay que olvidar la creciente preocupación entre la población por el cambio climático, en el que el sistema financiero tiene un papel principal como movilizador de recursos dentro de la economía. Las finanzas sostenibles se están constituyendo como la nueva forma de hacer que el sistema financiero colabore en la misión de proteger al planeta y, en ello, la digitalización puede actuar como palanca de cambio.